Resumen
- Colombia y el mundo enfrentan una de las amenazas más grande que pueda tener el sector agropecuario: la pérdida de la fertilidad y sanidad de los suelos provocada por las diferentes formas de erosión de su capa fértil o arable. Según la FAO (2018) En el mundo solo el 11% de la superficie terrestre presenta algún tipo de potencial para la agricultura y de ahí sale el 95% de los alimentos, pero 2000 millones de hectáreas presentan deterioro irreversible y de las 1500 millones que están en uso, una tercera parte posee procesos erosivos de moderados a graves. En Colombia la situación tampoco es alentadora, según el IGAC (2015), el 40% del territorio (45 millones de hectáreas) presentan diferentes grados de erosión. Los departamentos de Caldas, Cesar y Córdoba tienen los suelos más erosionados. Esto sumado a la pérdida de 2,4 millones de hectáreas de bosques en los últimos 45 años, al hecho de que más del 90% de la agricultura se desarrolla bajo el sistema de secano, es decir que depende exclusivamente de las aguas lluvias para el suministro del preciado líquido y la falta de políticas gubernamentales que favorezcan el desarrollo del sector rural; hacen imposible una agricultura sostenible y rentable para el campesino Colombiano. Se requieren medidas urgentes y concertadas con el gobierno, las comunidades, Universidades, gremios y todos los eslabones de las cadenas productivas, para aminorar el deterioro acelerado de los suelos que esta ocasionando un aumento en los costos de producción y un mala calidad de lo producido; debido al uso excesivo de agroquímicos necesarios para sacar adelante las cosechas en suelos infértiles.