Resumen
- A nivel global, la producción agrícola sufre una tensión creciente entre el problema de las enfermedades causadas por hongos que afectan casi a todos los vegetales cosechados, por una parte, y la presión de las agencias reguladoras y de la sociedad que demandan productos inocuos libres de fungicidas de síntesis, por otra. Este escenario ha reactivado el interés por integrar prácticas limpias de control en el manejo de patógenos poscosecha, destacándose el uso de bacterias y levaduras antagonistas, que eran conocidas de tiempo atrás. Para realizar un manejo biológico de las enfermedades durante la poscosecha, es importante distinguir entre infecciones que se originan en campo y que permanecen latentes hasta la maduración del producto, y las infecciones poscosecha sensu stricto. En el primer grupo, se destacan las infecciones por Colletotrichum spp., que se expresan como antracnosis en mango, banano, aguacate, pimentón, entre otras frutas y hortalizas; por Botrytis spp., que causan el moho gris en diferentes especies vegetales, y por Penicillium spp., que puede causar infección en el árbol, en almacén o en puestos de mercado al detal. En el segundo grupo se encuentran hongos oportunistas como Aspergillus spp., Fusarium spp., Mucor spp., Geotrichum candidum y Rhizopus spp., algunos de ellos con implicaciones para la salud humana por la producción de micotoxinas como fumonisinas y aflatoxinas. Este capítulo inicia con una enumeración de las prácticas dirigidas a controlar infecciones en poscosecha, que van desde el buen manejo de los productos cosechados, pasando por tratamientos físicos erradicantes y químicos preventivos, hasta llegar a la aplicación de fungicidas como última medida.