Resumen
- La labranza de conservación ofrece grandes posibilidades de contribución al desarrollo sustentable y competitivo de la producción de algodón. Con base en esta convicción, se evaluaron la labranza reducida y la siembra directa en el cultivo del algodón en las zonas de Villavicencio y Villanueva, en vegas de los rios Negro-Guayuriba y Upía, respectivamente. Los tratamientos de labranza evaluados fueron: 1) Siembra Directa o Labranza Cero, que consiste en desbrozar o guadañar la cobertura del arroz, aplicar un herbicida desecante, sembrar y fertilizar, simultáneamente. 2) Labranza Reducida (Vertical) que consiste en realizar dos pases de cincel vibratorio sesgado de 0-15 cm y de 15-30 cm de profundidad. 3) Labranza Convencional (Discos). consta de dos a tres pases de rastra más dos a tres pases de rastrillo. Cada tratamiento tuvo un área de 10.000 m2 para un área total de tres hectáreas, con un diseño de franjas por sistema con tres repeticiones por cada franja. Se utilizó la variedad Gossica MC-23 a una distancia de 0.9 m, dejando entre 5-6 semillas/m para una cantidad de 18-20 Kg de semilla/ha. Los suelos trabajados se caracterizan por tener niveles medios a altos de P, Ca, Mg; altas saturaciones de bases; pH de 5.0 a 5.5; niveles freáticos altos a medios; drenajes deficientes a regulares, los cuales han sido sometidos por más de 20 años a una labranza convencional con uso excesivo de rastras y rastrillos. Las características físícas como resistencia a la penetración para el desarrollo de raíces y la densidad aparente, presentaron niveles menores en los primeros 12 cm para la labranza convencional y labranza reducida; posteriormente estos valores se incrementan en el perfil del suelo. La siembra directa mantuvo los niveles medio a alto de resistencia y densidad aparente durante el ciclo del cultivo. Para la zona de Villavicencio en siembra directa (Labranza Cero) se obtuvieron los mejores rendimientos de algodón-semilla con 1.856 Kg/ha, pero sin diferencia estadística con la labranza convencional y reducida con 1.500 Kg/ha. Los ingresos brutos fueron mayores en siembra directa, del orden de $ 1.727.180, con una rentabilidad del 10%; mientras que para labranza reducida la rentabilidad fue del 1% Yen la labranza convencional fue negativa (-2.5%). Para Villanueva los mayores rendimientos en algodón-semilla se obtuvieron en labranza reducida con 2.330 Kg/ha; la siembra directa solo obtuvo 1.701 Kglha; la labranza convencional tuvo rendimiento de 2.262 Kglha; el análisis económico presentó unos ingresos brutos de $2.168.285 en labranza reducida y de $2.105.002 en convencional y de solo $1.582.939 en siembra directa. Con relación a la rentabilidad, ésta fue buena para labranza reducida y convencional con 25.2% y t 9.6%, respectivamente; mientras que para siembra directa fue de -8.8%. En general se puede concluir que para el algodón se requieren suelos de buena condición química, física y biológica. Los suelos con limitaciones, por ejemplo de compactación, primero se deben preparar con labranza reducida y posteriormente usar siembra directa cuando el suelo lo permita.