Resumen
- El uso de fertilizantes químicos en cultivos agrícolas ha sido poco estudiado, utilizando dosis que tienen una vigencia de más de 20 años, en el cultivo de cardamomo no se han estudiado de manera profunda, es decir, no se cuentan con estudios de fertilidad de suelos en áreas locales o específicas de Guatemala que estén enfocados no solo en las limitantes nutricionales, sino en la distribución y variación espacial de los elementos químicos y físicos. Por lo que el objetivo del estudio fue la generación de planes de manejo de la fertilidad de suelos por zona homogénea en el cultivo de cardamomo (E. cardamomun) en el norte de Guatemala. Para ello se colectaron 600 muestras de suelo a una profundidad de 0 a 30 cm de profundidad en los departamentos de Alta Verapaz y Baja Verapaz, dando prioridad a parcelas donde se cultiva Cardamomo, georreferenciando cada muestra utilizando GPS, y enviándola para análisis físico y química en el Laboratorio de Suelos del Instituto de Ciencia y Tecnología Agrícolas (ICTA). Los análisis geoespaciales están fundamentados en el mapeo digital de suelos, utilizando para ello los factores formadores del suelo (S=f(CL,O,R,P,T)), donde interviene el clima, organismos, topografía, material parental, tiempo y el error asociado al modelamiento. Se obtuvieron 14 superficies continúas utilizando los métodos de random forest, vecinos más cercanos ponderado, modelos de regresión cubista y maquinas vectoriales, los cuales se validaron mediante validación cruzada utilizando el 20% de la información. Se generaron cuatro áreas homogéneas utilizando 14 modelos de variables de suelos. Identificando que los requerimientos necesarios para producir 100 kg de cápsulas secas por hectárea, está dada por las diferencias encontradas en cada grupo, se debe aplicar fertilizante MAP al Grupo 3 a una dosis de 37.62 kg/ha de P2O5. En cuanto a los Grupos 2 y 4, se recomienda sustituir la fuente de potasio Cloruro de potasio (KCl) por sulfato de potasio (K2SO4). Esta recomendación se debe a que el pH del suelo debe reducirse a menos de 5.8, como indican los autores mencionados anteriormente, adicional al acompañamiento de técnicos locales.