Evaluación de impactos del cambio climático sobre la producción agrícola en la Argentina. Report uri icon

Resumen

  • La región de estudio abarca la mayor parte de la zona apta para la producción de cultivos extensivos en
    la República Argentina (25° a 39° lat. S y 60º a 65º long. O). La agricultura se desarrolla esencialmente
    bajo condiciones de secano, con elevada tecnología y uso de insumos. Las anomalías del clima,
    especialmente las relacionadas con las lluvias, suelen ser la principal causa de la variabilidad interanual
    de la productividad. La región incluye las principales zonas productoras de trigo, maíz y soja,
    contribuyendo con el 99 % de la producción nacional de trigo y el 97 % de las de maíz y soja. La soja es
    el principal cultivo con 16 M ha sembradas, y le siguen en orden de importancia el trigo (5,7 M ha) y el
    maíz (4 M ha).
    En este estudio, se evaluaron los impactos del clima futuro sobre la producción de cultivos
    mediante modelos biofísicos de estimación del desarrollo, crecimiento y rendimiento final de los cultivos
    de trigo, maíz y soja, previamente calibrados y validados para las condiciones argentinas. Se utilizaron los
    escenarios climáticos regionales provistos por el INPE para 1961-2100 y, debido a las incertidumbres sobre
    las proyecciones anteriores a 2070, también se consideraron las del MCG Hadley CM3.
    Los resultados obtenidos con las proyecciones del RCM Precis-INPE indican que para 2080, y
    considerando el efecto del CO2, los impactos promedio serían positivos. La soja sería el cultivo más
    beneficiado y se esperan leves incrementos de la producción de trigo y maíz. Si no se tiene en cuenta el
    efecto del CO2, el impacto sería negativo para los 3 cultivos.
    Dado que el impacto de los sistemas de producción sobre la degradación del suelo sería más
    importante que el del cambio climático y considerando que las condiciones futuras serían más favorables
    para el cultivo de soja, se debería poner especial atención en su forma de producción, evitando su
    monocultivo, sobre todo en áreas marginales.
    Hacia fines de siglo no se esperan cambios significativos en la demanda de agua; pero podría
    aumentar la presión de enfermedades, especialmente en los cultivos de verano, con lo cual se deberán
    tomar recaudos para evitar pérdidas de producción.

Fecha de publicación

  • 2014