Resumen
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La calidad de las semillas es esencial para lograr una buena producción, ya que de ellas depende el crecimiento y desarrollo saludable de las plantas. Los componentes de calidad en una semilla garantizan una germinación uniforme y una densidad de plantas adecuada al establecimiento en campo, lo cual se traduce en mejores rendimientos en el cultivo. Una semilla de calidad es el producto de las buenas prácticas que se realizan en el cultivo, partiendo desde la selección de plantas agronómicamente deseables desde campo y que en las etapas de cosecha, poscosecha y almacenamiento han sido seleccionadas por sus mejores características de una forma rigurosa. Factores diversos como la temperatura, la humedad relativa, el contenido de humedad de la semilla, la proliferación de microorganismos e insectos y el envejecimiento en almacenamiento de las semillas pueden ser condicionantes en la reducción de su calidad. Por esto, evaluar la calidad de las semillas en diferentes etapas del proceso productivo permite identificar a tiempo posibles problemas en futuras generaciones en relación con su viabilidad y germinación. Esta cartilla tiene como propósito orientar al lector sobre la importancia de reconocer y evaluar la calidad de las semillas sexuales a través de sus cuatro componentes o dimensiones (física, fisiológica, genética y sanitaria), y así destacar su papel fundamental en el éxito de los cultivos. “No todas las semillas son iguales, las de calidad hacen la diferencia”.