Resumen
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Los primeros vestigios del uso del cacao ubican a éste en Mesoamerica, por lo que se pensó que allí se originó esta especie. Sin embargo, una teoría reciente sugiere el centro de origen de la especie Theobroma cacao L. en la cuenca del río Amazonas. La variabilidad del género Theobroma encontrada en las expediciones de colecta por el bajo amazonas indica que la diversificación sucedió en los valles formados por los ríos Napo, Putumayo y Caquetá, afluentes del Amazonas, cerca de las fronteras orientales entre Ecuador y Colombia, y algunos afluentes del Orinoco tales como el Guaviare e Inírida. Ésta teoría propone además la existencia de subespecies que corresponden a cacaos tipo Criollos y Forasteros, siendo los primeros originarios de América central, evolucionados independientemente, y los segundos dispersados por el bajo Amazonas (Pound, 1938; Cheesman, 1944; Cuatrecasas, 1964; Quiroz 2002). Un tercer tipo de cacao, denominado Trinitario, resultante del cruce entre Criollo y Forastero, se difundió de manera natural en la isla Antillana de Trinidad (Zhang, 2016; Bartley, 2005). El cacao es un cultivo que se ha difundido más entre pequeños productores. En Colombia hay más de 35.000 familias dedicadas a este cultivo, el cual les genera empleo e ingresos. También la industria se beneficia con el cacao produciendo a partir de él alimentos, productos cosméticos y farmacéuticos.