Resumen
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La floración es uno de los ejemplos más notables de los cambios que suceden durante el desarrollo programado en las plantas superiores. Antes de la diferenciación de los órganos florales, la planta requiere ciertos ajustes, algunos de los cuales se disparan por señales ambientales y otros se asocian con cambios estructurales y fisiológicos de la planta. La sincronización entre procesos convergentes como tiempo de floración y señales ambientales como el fotoperíodo y, entre el reloj circadiano y el desarrollo de los
primordios florales es un proceso complejo en la flor de una Angiosperma típica. Los cuatro verticilos (sépalos, pétalos, estambres y carpelos) se forman sucesivamente gracias a la actividad de los meristemos, proceso que involucra el desarrollo (crecimiento y diferenciación) de los órganos florales a partir de los meristemos reproductivos, como resultado de la expresión e interacción de muchas rutas genéticas y bioquímicas relacionadas con la percepción y transducción de señales. Además, está involucrado en el proceso un grupo de genes que codifican factores de transcripción, encargados del control de la expresión de otros genes cuyos productos tienen funciones únicas en los órganos florales. El conocimiento de las bases moleculares y fisiológicas del proceso es fundamental para optimizar la inducción en especies con floración recalcitrante, asociada principalmente con la complejidad de la
interacción entre los factores genéticos y ambientales.